Fundación
La historia de nuestros comienzos. Así lo hicimos…
Año 2001. Se iniciaba el siglo XXI cuando tres expertos aceiteros y gastrónomos cascantinos, saboreando productos tradicionales de la tierra en una buena y bien provista mesa, hablaron de que echaban en falta en Navarra una cofradía que pusiera en alza el valor de un producto rey en la gastronomía; el manjar que potenciaba las delicadas verduras de Navarra; que era capaz de satisfacer por sí solo los paladares más exigentes; un oloroso y suave oro líquido cuyo prestigio cada día adquiría más reconocimiento por su propiedades saludables; un alimento que remitía a la más antigua cultura de la agricultura mediterránea y que, consolidado desde remotos tiempos también en Navarra, estaba mereciendo el reconocimiento nacional e internacional de nuestra tierra. Ideaban una cofradía nueva que le rindiera vasallaje: La Cofradía del Aceite de Oliva de Navarra.
Buenos gastrónomos y avezados conocedores del aceite sabían de la tradición cofrade de Navarra y el buen papel que las cofradías ejercen en la promoción del producto patrocinado. Les movía el afán de mejorarlo y darlo a conocer y, al mismo tiempo, gustaban de participar en al arte de los buenos festines gastronómicos, tan habituales en nosotros. Sabedores de la hermandad con que serían recibidos por las otras cofradías ya en marcha, y del apoyo que su iniciativa iba encontrar en las instituciones, se pusieron en acción a la búsqueda de amigos cómplices con los que montar la Cofradía del Aceite de Oliva de Navarra. Buscaban industriales actuales o descendientes de los que un día lo fueron, amigos propietarios de olivares o entendidos en ello, ciudadanos y compañeros afines, dispuestos a aportar su granito de arena a la economía navarra, al conocimiento y difusión del producto; y a la gastronomía. El afán de divulgación y estudio también entraba en sus preocupaciones: al contrario que en otras zonas de España, los trabajos de investigación y divulgación sobre el aceite no han sido habituales. El aceite de oliva es un producto excelente tradicional en la agricultura, la industria y el comercio de Navarra. Aunque minoritario con respecto a otros cultivos, había ocupado y ocupa un puesto notable en nuestro desarrollo. Su industria y comercio nunca ha cesado. Hoy ha pasado a en primer plano la constancia de sus propiedades saludables en alto grado.
Confiaban en que la idea iba a ser bien acogida por un amplio colectivo: por los aceiteros, por los amantes y consumidores del aceite, por los adictos a los fogones, por los sibaritas gourmets amantes de la buena mesa, por los sabios estudiosos de lo propio, y por los cuidadores de la salud. Sabían que hallarían apoyo no sólo en las instituciones sino en la ciudadanía, los productores y las industrias.