Saludo del Mayoral
Es mucho lo conseguido, pero nos aguardan nuevos retos
Quince años pueden parecer un corto periodo de tiempo o pueden significar todo un mundo. En el caso de la Cofradía del Aceite de Oliva de Navarra, es evidente que, si echamos la vista atrás, mucho es lo andado y conseguido en estos años. No sólo en beneficio del reconocimiento y de la promoción del aceite de oliva, un producto tan saludable y característico de la dieta mediterránea; no sólo en apoyo de un sector tan importante en la economía de Navarra; sino también en el impulso y dinamización cultural de nuestros pueblos y ciudades.
Porque el olivo y todo lo que le rodea es cultura, tradición y futuro. Pocos pueden decir como el robusto árbol y el manjar que produce que han sido testigos del discurrir de la humanidad desde tiempos ancestrales, han estado y siguen estando tan presentes en la vida de las personas y, al mismo tiempo, tienen reservado un espacio ineludible en el devenir de los tiempos. El “oro líquido” impregna una manera de hacer, ser y sentir que brilla con fuerza en lo más hondo de nuestra personalidad e identidad colectivas.
Por eso, la Cofradía del Aceite de Oliva de Navarra ha sido un acierto. Y a los hechos me remito. Un total de quince capítulos conforman la “película” de esta gran familia en que nos hemos convertido, llena de secuencias y vivencias enriquecedoras que hemos querido recoger en esta publicación, aderezadas con el toque literario del escritor Pepe Alfaro. Sus versos nos han acompañado e ilustrado en este periplo, en el que hemos crecido como grupo hermanado a la par que los olivos plantados por toda la geografía foral como símbolo de fortaleza y protección inquebrantable del olivo y de nuestras convicciones.
Desde que aquel 21 de junio de 2001 diéramos inicio a esta apasionante aventura, uniéndonos al crisol de cofradías gastronómicas que difunden y promocionan los magníficos productos de la tierra, nuevos cofrades de número han decidido dar un paso adelante, comprometiéndose a “velar por el aceite de oliva ardientemente”, como reza el juramento al que todos nos debemos. Pero no podemos olvidar a quienes han puesto su profesionalidad, buen hacer, notoriedad e imagen pública al servicio del cometido de la cofradía y del conocimiento de las bondades del aceite de oliva. Me refiero a los cofrades de honor, hasta 65 ni más ni menos, cuya colaboración ha sido clave.
Si podemos afirmar que es mucho lo conseguido, también debemos ser conscientes de que nos aguardan nuevos retos en los que hemos de poner todos nuestros esfuerzos: consolidación de la Cofradía; apertura de la misma a la sociedad; fomento de la divulgación y proyección cultural; fortalecimiento de lazos existentes con otras entidades e instituciones y, cómo no, seguir contribuyendo a la pujanza de un sector que es orgullo de Navarra. Ilusión no nos va a faltar.